A finales de la década de 1970, el Estado panameño se embarcó en el desarrollo de proyectos hidroeléctricos que brindaran al país fuentes de energía propia y soberana, y que redujera los altos costos de generación energética producto de la crisis del petróleo de aquel entonces.
El último gran proyecto de esta era fue la Central Hidroeléctrica Fortuna, la cual fue construida entre 1976 y 1984 por el Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (IRHE), empresa estatal que en ese entonces estaba encargada de todo el proceso de generación, transmisión y distribución de energía para el país.
Fortuna también es conocida como Edwin Fábrega, en honor a quien fuese director del IRHE durante su construcción.
La incorporación de esta planta representó el suministro de 1,350 GWh de energía al año, lo que en ese entonces equivalía al 45% de la demanda del país, a un costo de $532 millones.
Durante sus dos primeros años de operación de Fortuna, la producción hidroeléctrica del país representó un 83% del total, reflejando una disminución del gasto en combustible para generación de $74.8 millones.
Hoy día Fortuna se mantiene como la central hidroeléctrica más grande de Panamá, abasteciendo aproximadamente un 18% de la demanda total del país y vital para la salud del sistema interconectado nacional.
